Profecía más segura

Profecía más segura

^“19Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; ²⁰entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,     ²¹porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”

(2 Pedro 1:19-21)

En esta porción Bíblica observamos que Pedro hace referencia a la maravillosa transfiguración del Señor (Mt. 17.1-5; Mr. 9.2-7; Lc. 9.28-35) en los versículos anteriores (vv. 16-18), y abunda sobre el hecho que fueron testigos, no solamente del anticipo de la glorificación de Jesús, sino también de del Padre que daba testimonio de aprobación sobre su hijo, Jesucristo, cuando dice: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” (v 17).  Este es un testimonio doble.  O sea, la misión de los testigos era de transmitir lo visto y oído.

Esta es una poderosa Palabra que resalta la divinidad de Jesucristo, y habla, de manera intensa, sobre su glorificación, en preparación para una resurrección y segunda venida.  Todos hemos sido impactados por este relato Bíblico de la transfiguración de Jesucristo.  Sin embargo, aquí Pedro le añade a la experiencia en el monte, la palabra profética, la Biblia.   

La frase “la palabra profética más segura”  significa que toda genuina experiencia espiritual tiene que ser confirmada en las enseñanzas de las Escrituras.  Pedro entrelaza  (1) la mención de la experiencia en el monte, y (2) la palabra profética más segura, para señalar que el creyente prudente tiene que examinar y validar las experiencias espirituales a base de la Palabra de Dios.  Toda experiencia espiritual tiene que pasar por el filtro y el escrutinio de las Escrituras.  Este es uno de los motivos por la cual todo creyente tiene que escudriñar la Palabra de Dios.  Es mediante el estudio de las Escrituras, y la reflexión de la misma, que el creyente alcanzará conocer la perfecta voluntad de Dios, cuyo conocimiento lo madurará para toda buena obra en el Reino de Dios.

La Palabra de Dios es para ser experimentada, no meramente leídas como si fueran una serie de teorías elaboradas que no tienen ningún uso práctico.  Incluso, El autor utiliza el símil de la antorcha para ilustrar la función de la palabra profética a la cual, dice, hacéis bien en estar atentos a ella. En contraste con el lugar oscuro del mundo en que vivimos, la palabra profética alumbra hasta que el lucero de la mañana se levante en vuestros corazones (v. 19).  La Palabra de Dios es el guía por excelencia para todo creyente, hasta tanto que el Señor Jesucristo levante la Iglesia, y/o regrese en su segunda venida.

La Palabra de Dios es un testimonio divino; por ende, su autoridad es divina.  El Espíritu Santo es el intérprete de ese mensaje de Dios a los hombres.  Es un testimonio por medio de los hombres.  Dios utilizó a los hombres para escribir y predicar su mensaje.  Este testimonio ilumina la vida de los hombres porque es luz para la humanidad, tal como Jesús es la luz del mundo (Juan 8:12). 

Así que les exhorto, en el nombre del Señor, Jesucristo, que escudriñemos y reflexionemos sobre la Palabra de Dios.  Veras la diferencia en tu vida.

⁴ Si como a la plata la buscares,

Y la escudriñares como a tesoros,

 ⁵ Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

(Proverbios 2:4-5)

irislibertad@yahoo.com

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